Entrevista realizada por Fernanda Muslera para ABC (2-12-2009) - Fonte: http://www.webislam.com/?idt=14702
¿Cómo es el acercamiento a Dios desde el islam?
El islam es el reconocimiento de nuestro sometimiento y dependencia de la Realidad Única. Significa abandonar nuestro egocentrismo y entregarnos a la fuerza matriz de la existencia, a Aquello anterior a nosotros mismos que nos dio la vida. El musulmán se confía únicamente a Dios y no reconoce a otro Señor. Sabe que de Dios vienen tanto lo bueno como lo malo, y a través de esta conciencia se libera de la idolatría de las causas.
¿Piensa que la relación con Dios es más individual que en otras religiones como el judaísmo o el catolicismo?
Sí y no. Es más individual en la medida en que toda la práctica de adoración del musulmán tiene por objeto conectarlo con Dios directamente, sin necesidad de ningún intermediario. Esto implica la ausencia de una iglesia y de jerarquías religiosas a las que los fieles deben obediencia, y por tanto la ausencia de un magisterio dogmático. También niega la mediación de una comunidad particular o un pueblo elegido. No es que el musulmán renuncie a las mediaciones, lo cual es imposible, sino que no las particulariza: las universaliza afirmando que Dios no puede ser fijado, sino que (como dice el Corán) “mires donde mires, verás la Faz de Dios”. Dios es más grande: no puede ser monopolizado por nada ni por nadie, y menos por una religión. Es una misericordia creadora que todo lo recorre, y esto ha sido así desde el principio de los tiempos. Por eso decimos que el primer individuo es el primer profeta: Adán, arquetipo del ser humano.
Pero es también colectiva, porque el reconocimiento de nuestra dependencia de Dios nos lleva a superar nuestro egocentrismo y nos hermana con el resto de la Creación. El verdadero musulmán no idolatra sus ideas, y por ello está siempre abierto al diálogo y a la búsqueda de soluciones de consenso. Hablaríamos pues de una individualidad no egocéntrica o de un individualismo solidario, basado en la idea de que todas las criaturas son uno en la divinidad.
¿Cuál es la concepción de Dios?
Dios es el Creador y Soberano de cuanto hay bajo los cielos y la tierra, la unicidad de todo lo creado, la fuerza matricial que crea el mundo a cada instante. No es un Dios personal: Él es la Realidad, la Paz, la Justicia, la Luz de los cielos y la tierra. Es al mismo tiempo inmanente y trascendente a lo creado. Está más allá de toda definición, es inalcanzable para las criaturas y no puede ser asociado a nada. Pero responde a aquellos que se confían a Él y se comunica al ser humano por medio de la revelación, a través de los Libros sagrados de todas las religiones y a través del Libro de la naturaleza.
¿En qué consiste el salat? ¿Ve diferencia entre esta oración y las de otras religiones?
Las religiones son muchas y las formas de oración diversas, por lo cual una comparación general resulta inapropiada. La salat es un ritual, consiste en una serie de gestos precisos, que enmarcan la recitación de la palabra revelada y culminan en la postración. La etimología de salat significa “abrasarse, desvanecerse”. No es una oración en la cual el creyente se sitúe ante Dios y le rece o ruegue, tampoco es un acto de meditación, pero sí de recogimiento. La salat se realiza cinco veces al día, en momentos muy concretos, relacionados con el ciclo solar. A través de la salat el musulmán trata de superar la barrera de su ego, extinguirse y dar paso a la Presencia de su Señor, diluirse para que sea Él quien lo conduzca.
¿Qué lugar ocupa el creyente frente a Dios y frente a su comunidad en esta religión?
Dice Dios en un hadiz: “no me abarcan ni los cielos ni la tierra, pero me abarca el corazón de aquel que se abre a mí”. Y dice el Corán: “Dios está más cerca del hombre que su vena yugular”. El ser humano es un vicerregente (en árabe, califa) de Dios sobre la tierra, encargado del cuidado del mundo. El creyente es aquel que se hace consciente de este cometido y actúa en consecuencia, abriéndose a Dios y al resto de la Creación, y luchando contra sus egoísmos y pasiones personales.
¿Qué rol ocupa la mujer en el islam?
No hay un rol diferenciado para la mujer. El mensaje del Corán se dirige al ser humano (al-insan), sin distinción entre hombres y mujeres. Aunque el islam haya sido interpretado tradicionalmente en clave patriarcal, la lectura del Corán nos muestra que existe igualdad en el plano espiritual. En las últimas décadas asistimos a la emergencia de movimientos que reclaman el retorno a la concepción igualitaria del Corán, frente de las tradiciones patriarcales y de las leyes discriminatorias hacia las mujeres musulmanas.
¿Que diferencia sustancial hay entre una mezquita y otro tipo de templos?
Mezquita significa, literalmente, “lugar de postración”. Una mezquita no es un templo ni debe ser consagrado por ninguna jerarquía. Más allá de los edificios creados para posibilitar la salat compartida, debemos decir que allí donde se reúnen un grupo de fieles para postrarse ante Dios, surge una mezquita. Por eso el Corán nos dice que toda la tierra es una mezquita.
¿En qué medida su arquitectura responde a una función?
La mezquita debe reflejar la desnudez a la que aspira el creyente en su entrega confiada al Creador de los cielos y la tierra. Suele ser un espacio diáfano y sin imágenes. Los únicos símbolos habituales son caligrafías del Corán. El minarete es el lugar desde el cual se llama a la oración, de modo que la llamada sea escuchada en la distancia.
¿Encuentra similitudes entre el islam y otras religiones? ¿Y en cuanto a su oficio religioso?
¡Muchísimas! Todas las religiones comparten los mismos valores esenciales. Desde el punto de vista coránico, todos los libros revelados por Dios contienen la misma revelación con diferente forma. El Profeta Muhámmad dijo: “Los profetas son hermanos e hijos de diferentes madres, pero su religión es una”. Esta unidad esencial de todas las religiones no afecta a sus diferencias formales y rituales. Cada creyente debe ser libre de seguir sus propias prácticas de adoración, desde la conciencia de que todas las religiones provienen del Dios único. Pero para el creyente, la identidad se sitúa por encima de la divergencia, del mismo modo que la Unidad se sitúa por encima de la multiplicidad. Mientras más nos alejamos de la Fuente más destacan las diferencias entre las religiones, llegando a transformar la religión en una ideología separada de las demás mediante doctrinas y barreras conceptuales. En este punto hay que ser sumamente claro: alguien que cree que su religión es la única vía de salvación legítima es un idólatra, en la medida en que reduce a Dios a una manifestación histórica concreta. Como el lema de la Unión Europea, el islam propone la unidad en la diversidad.
¿Cómo se podría definir la identidad musulmana?
No existe una identidad musulmana reductible a categorías políticas o sociológicas. Y, de hecho, existen musulmanes en los cinco continentes, con culturas muy diversas. Cada musulmán sentirá como parte de su identidad una serie de elementos culturales propios de su tierra. De este modo, la identidad de un musulmán malayo puede estar más cerca de la de un cristiano malayo que no de un musulmán senegalés. Como musulmán europeo, me siento más vinculado al pensamiento posmoderno que a la cultura árabe.
Siendo así, la única identidad musulmana que reconozco es la centrada en una serie de creencias y de prácticas: el Corán como Libro revelado, la misión profética de Muhámmad, el apego a la salat… y sobretodo de valores: el anhelo de justicia, la generosidad, la hospitalidad, la compasión con el débil, el amor a la verdad, la sinceridad, el valor, la paciencia y el coraje ante las adversidades, la humildad, la cortesía y el respeto hacia los otros… Es por ello una identidad capaz de encuentro y de sincretismo con otras identidades, en la medida en que se reconozcan dichos valores como universales, propios del ser humano en tanto que criatura solidaria, capaz de trascendencia.
¿Cuál ve la situación de los musulmanes actualmente en el país? ¿Qué clases de estigmas siguen estando presentes?
La situación es crítica: precariedad social y organizativa, discursos islamófobos y rechazo social, discriminación con respecto a la religión mayoritaria, dificultades para ejercer con normalidad los derechos religiosos… a abrir mezquitas, a ser enterrados según el rito islámico, a tener acceso a la alimentación halal…
El discurso islamofobo vincula el islam a la violencia, al totalitarismo y a la discriminación de la mujer, crea un estereotipo negativo que vela la humanidad de los musulmanes. Los musulmanes son juzgados como una masa peligrosa y refractaria a los valores de occidente. La islamofobia es el antisemitismo del siglo XXI: todos y cada uno de los estereotipos que antaño se lanzaron contra los judíos se reproducen ahora con los musulmanes como víctimas. En España, la islamofobia está ligada a la persistencia del nacional-catolicismo, que vincula de forma esencialista lo español a una concepción reaccionaria (ultramontana) del catolicismo, que poco tiene que ver con el mensaje de Jesús. Si el catolicismo es considerado el núcleo de la identidad española, es evidente que los seguidores de otras religiones seremos considerados como una amenaza para dicha identidad. Esto se acentúa en el caso del islam, por razones históricas. La única solución pasa por reforzar el Estado de derecho frente a las visiones tribalistas, combatir la islamofobia, desarrollar la libertad religiosa y recuperar la memoria de al-Andalus como parte de nuestra identidad.
¿Cómo es el acercamiento a Dios desde el islam?
El islam es el reconocimiento de nuestro sometimiento y dependencia de la Realidad Única. Significa abandonar nuestro egocentrismo y entregarnos a la fuerza matriz de la existencia, a Aquello anterior a nosotros mismos que nos dio la vida. El musulmán se confía únicamente a Dios y no reconoce a otro Señor. Sabe que de Dios vienen tanto lo bueno como lo malo, y a través de esta conciencia se libera de la idolatría de las causas.
¿Piensa que la relación con Dios es más individual que en otras religiones como el judaísmo o el catolicismo?
Sí y no. Es más individual en la medida en que toda la práctica de adoración del musulmán tiene por objeto conectarlo con Dios directamente, sin necesidad de ningún intermediario. Esto implica la ausencia de una iglesia y de jerarquías religiosas a las que los fieles deben obediencia, y por tanto la ausencia de un magisterio dogmático. También niega la mediación de una comunidad particular o un pueblo elegido. No es que el musulmán renuncie a las mediaciones, lo cual es imposible, sino que no las particulariza: las universaliza afirmando que Dios no puede ser fijado, sino que (como dice el Corán) “mires donde mires, verás la Faz de Dios”. Dios es más grande: no puede ser monopolizado por nada ni por nadie, y menos por una religión. Es una misericordia creadora que todo lo recorre, y esto ha sido así desde el principio de los tiempos. Por eso decimos que el primer individuo es el primer profeta: Adán, arquetipo del ser humano.
Pero es también colectiva, porque el reconocimiento de nuestra dependencia de Dios nos lleva a superar nuestro egocentrismo y nos hermana con el resto de la Creación. El verdadero musulmán no idolatra sus ideas, y por ello está siempre abierto al diálogo y a la búsqueda de soluciones de consenso. Hablaríamos pues de una individualidad no egocéntrica o de un individualismo solidario, basado en la idea de que todas las criaturas son uno en la divinidad.
¿Cuál es la concepción de Dios?
Dios es el Creador y Soberano de cuanto hay bajo los cielos y la tierra, la unicidad de todo lo creado, la fuerza matricial que crea el mundo a cada instante. No es un Dios personal: Él es la Realidad, la Paz, la Justicia, la Luz de los cielos y la tierra. Es al mismo tiempo inmanente y trascendente a lo creado. Está más allá de toda definición, es inalcanzable para las criaturas y no puede ser asociado a nada. Pero responde a aquellos que se confían a Él y se comunica al ser humano por medio de la revelación, a través de los Libros sagrados de todas las religiones y a través del Libro de la naturaleza.
¿En qué consiste el salat? ¿Ve diferencia entre esta oración y las de otras religiones?
Las religiones son muchas y las formas de oración diversas, por lo cual una comparación general resulta inapropiada. La salat es un ritual, consiste en una serie de gestos precisos, que enmarcan la recitación de la palabra revelada y culminan en la postración. La etimología de salat significa “abrasarse, desvanecerse”. No es una oración en la cual el creyente se sitúe ante Dios y le rece o ruegue, tampoco es un acto de meditación, pero sí de recogimiento. La salat se realiza cinco veces al día, en momentos muy concretos, relacionados con el ciclo solar. A través de la salat el musulmán trata de superar la barrera de su ego, extinguirse y dar paso a la Presencia de su Señor, diluirse para que sea Él quien lo conduzca.
¿Qué lugar ocupa el creyente frente a Dios y frente a su comunidad en esta religión?
Dice Dios en un hadiz: “no me abarcan ni los cielos ni la tierra, pero me abarca el corazón de aquel que se abre a mí”. Y dice el Corán: “Dios está más cerca del hombre que su vena yugular”. El ser humano es un vicerregente (en árabe, califa) de Dios sobre la tierra, encargado del cuidado del mundo. El creyente es aquel que se hace consciente de este cometido y actúa en consecuencia, abriéndose a Dios y al resto de la Creación, y luchando contra sus egoísmos y pasiones personales.
¿Qué rol ocupa la mujer en el islam?
No hay un rol diferenciado para la mujer. El mensaje del Corán se dirige al ser humano (al-insan), sin distinción entre hombres y mujeres. Aunque el islam haya sido interpretado tradicionalmente en clave patriarcal, la lectura del Corán nos muestra que existe igualdad en el plano espiritual. En las últimas décadas asistimos a la emergencia de movimientos que reclaman el retorno a la concepción igualitaria del Corán, frente de las tradiciones patriarcales y de las leyes discriminatorias hacia las mujeres musulmanas.
¿Que diferencia sustancial hay entre una mezquita y otro tipo de templos?
Mezquita significa, literalmente, “lugar de postración”. Una mezquita no es un templo ni debe ser consagrado por ninguna jerarquía. Más allá de los edificios creados para posibilitar la salat compartida, debemos decir que allí donde se reúnen un grupo de fieles para postrarse ante Dios, surge una mezquita. Por eso el Corán nos dice que toda la tierra es una mezquita.
¿En qué medida su arquitectura responde a una función?
La mezquita debe reflejar la desnudez a la que aspira el creyente en su entrega confiada al Creador de los cielos y la tierra. Suele ser un espacio diáfano y sin imágenes. Los únicos símbolos habituales son caligrafías del Corán. El minarete es el lugar desde el cual se llama a la oración, de modo que la llamada sea escuchada en la distancia.
¿Encuentra similitudes entre el islam y otras religiones? ¿Y en cuanto a su oficio religioso?
¡Muchísimas! Todas las religiones comparten los mismos valores esenciales. Desde el punto de vista coránico, todos los libros revelados por Dios contienen la misma revelación con diferente forma. El Profeta Muhámmad dijo: “Los profetas son hermanos e hijos de diferentes madres, pero su religión es una”. Esta unidad esencial de todas las religiones no afecta a sus diferencias formales y rituales. Cada creyente debe ser libre de seguir sus propias prácticas de adoración, desde la conciencia de que todas las religiones provienen del Dios único. Pero para el creyente, la identidad se sitúa por encima de la divergencia, del mismo modo que la Unidad se sitúa por encima de la multiplicidad. Mientras más nos alejamos de la Fuente más destacan las diferencias entre las religiones, llegando a transformar la religión en una ideología separada de las demás mediante doctrinas y barreras conceptuales. En este punto hay que ser sumamente claro: alguien que cree que su religión es la única vía de salvación legítima es un idólatra, en la medida en que reduce a Dios a una manifestación histórica concreta. Como el lema de la Unión Europea, el islam propone la unidad en la diversidad.
¿Cómo se podría definir la identidad musulmana?
No existe una identidad musulmana reductible a categorías políticas o sociológicas. Y, de hecho, existen musulmanes en los cinco continentes, con culturas muy diversas. Cada musulmán sentirá como parte de su identidad una serie de elementos culturales propios de su tierra. De este modo, la identidad de un musulmán malayo puede estar más cerca de la de un cristiano malayo que no de un musulmán senegalés. Como musulmán europeo, me siento más vinculado al pensamiento posmoderno que a la cultura árabe.
Siendo así, la única identidad musulmana que reconozco es la centrada en una serie de creencias y de prácticas: el Corán como Libro revelado, la misión profética de Muhámmad, el apego a la salat… y sobretodo de valores: el anhelo de justicia, la generosidad, la hospitalidad, la compasión con el débil, el amor a la verdad, la sinceridad, el valor, la paciencia y el coraje ante las adversidades, la humildad, la cortesía y el respeto hacia los otros… Es por ello una identidad capaz de encuentro y de sincretismo con otras identidades, en la medida en que se reconozcan dichos valores como universales, propios del ser humano en tanto que criatura solidaria, capaz de trascendencia.
¿Cuál ve la situación de los musulmanes actualmente en el país? ¿Qué clases de estigmas siguen estando presentes?
La situación es crítica: precariedad social y organizativa, discursos islamófobos y rechazo social, discriminación con respecto a la religión mayoritaria, dificultades para ejercer con normalidad los derechos religiosos… a abrir mezquitas, a ser enterrados según el rito islámico, a tener acceso a la alimentación halal…
El discurso islamofobo vincula el islam a la violencia, al totalitarismo y a la discriminación de la mujer, crea un estereotipo negativo que vela la humanidad de los musulmanes. Los musulmanes son juzgados como una masa peligrosa y refractaria a los valores de occidente. La islamofobia es el antisemitismo del siglo XXI: todos y cada uno de los estereotipos que antaño se lanzaron contra los judíos se reproducen ahora con los musulmanes como víctimas. En España, la islamofobia está ligada a la persistencia del nacional-catolicismo, que vincula de forma esencialista lo español a una concepción reaccionaria (ultramontana) del catolicismo, que poco tiene que ver con el mensaje de Jesús. Si el catolicismo es considerado el núcleo de la identidad española, es evidente que los seguidores de otras religiones seremos considerados como una amenaza para dicha identidad. Esto se acentúa en el caso del islam, por razones históricas. La única solución pasa por reforzar el Estado de derecho frente a las visiones tribalistas, combatir la islamofobia, desarrollar la libertad religiosa y recuperar la memoria de al-Andalus como parte de nuestra identidad.