Han transcurrido ya cuatro siglos de aquel genocidio; de gentes y de su cultura. El tiempo transcurre pero la memoria permanece imborrable.
Fonte: http://www.webislam.com/?idt=14142
La Pragmática de Expulsión de 1609 contra cientos de miles de españoles, de norte a sur de la Península, se gesta en Valencia. El autor del texto de esta disposición irrevocable se debe al Inquisidor general de Valencia, el dominico Fray Jaime Bleda. Concertados los grandes acuerdos entre nobleza y clero, que fueron muy dificultosos, al fin en octubre del 1609 se presenta este documento a la firma de aquel Felipe III, un Austria disminuido mental, según lo reconoce la Historia. Es suficiente recordar el dato. No es mi intención entrar en los pormenores de esa expulsión, de la que se está hablando tanto.
Tenemos un estudio muy bien presentado, aunque no exhaustivo, en la obra de Rodrigo de Zayas: “Los Moriscos y el racismo de Estado”. Editorial Almuzara. Este trabajo, que presento, se hace siguiendo los datos aportados por este autor. Aunque el título de esta obra me chirría bastante. No fue un crimen racista. Los expulsados eran de la misma raza, que los no expulsados. No obstante recomiendo la obra. Lo que expone, el autor, aparte de documentarlo bien, es que nos aporta unas datos valiosos, para ir entendiendo como se gestó esta locura.
Esa medida de expulsión de más de medio millón de españoles, no fue por motivos de raza, sino de “religión mal asimilada”, según expresión de la misma Inquisición: los moriscos, es decir los musulmanes bautizados continuaban islamizando de forma más o menos clandestina.
Pensaba hacer un trabajo sobre las vicisitudes de esa expulsión, sus consecuencias y sus paradojas. Pero cambié el rumbo al darme cuenta, según he ido avanzando en la lectura de esta obra, que es preciso situar esta deblaque nacional desde sus preliminares.
Los reyes peninsulares respetaron y protegieron siempre a las minorías. Sus programas de gobierno se movían en el campo de la política. Vemos, que desde el siglo octavo, que desaparece la dinastía de los reyes godos, aparece por el norte el reino de Asturias proclamado por un noble godo como primer núcleo cristiano.
Luego van formándose otros reinos independientes, que acaban por unirse. Así se forma el reino astur-leonés, que más tarde se une al reino de Castilla. Esto por el noroeste y centro de la Península. Por el nordeste y este se consolida el gran reino de Aragón, que comprendía, desde Navarra y Aragón hasta Valencia, incluyendo Cataluña y las islas de Córcega y Cerdeña y parte del territorio D´Oc, más allá de los Pirineos, ya en territorio francés.
Eran Estados, al estilo medieval, que se iban federando para hacerse fuertes, hasta acabar con la unión definitiva de estos dos grandes bloques: Castilla y Aragón. Es por lo que, con toda objetividad se atribuye a los Reyes Católicos la unidad política de aquella España; pero conservando cada cual sus fueros y privilegios, firmados en Capitulaciones a lo largo de la Península.
Ni los Reyes Católicos, ni ningún otro monarca anterior tuvieron en mente unidad religiosa ninguna. En este deseo programático de federación de reinos, a lo largo de los siglos del medievo, no hubo nunca un móvil de “cruzada”, según se desprende de la lectura de las respectivas Capitulaciones entre los reinos. Una de tantas Capitulaciones fue la que se firmó en Granada en 1491.
Siempre recomiendo la obra: “La minoría islámica de los reinos cristianos medievales”, de Ana Echevarría Ursuaga, medievalista de la Complutense, publicada en el 2004.
Explica de forma muy clara y muy didáctica cómo funcionaban las aljamas, hasta 1610 en que se expulsa a los moriscos por voluntad de la Inquisición, con el fin de lograr también la unidad religiosa en la Península, una vez llevada a cabo la unidad territorial.
En 1517 hay un cambio de dinastía en la Península. Se acaban las Trastamara y los reyes aragoneses. Llega un Habsburgo, criado desde la infancia en la corte de su abuelo Maximiliano de Austria, para ser en España y todas sus colonias allende el Atlántico, el representante del “Sacro Imperio Romano Germánico”, que luchaba entonces en Europa contra el poderío otomano.
Para ser coronado, el nuevo rey debe jurar ante las Cortes de Castilla las Ordenanzas de Castilla y Aragón. En 1526 el Papa Clemente VII libera al rey de cumplir este juramento, que suponía proteger a todos sus súbditos, cualquiera fueran su religión y costumbres. El Vaticano luchaba entonces contra el poderío turco y no se podía seguir permitiendo que las dinastías de los reyes de la Península ampararan el Islam.
Los problemas que se le plantean a Carlos I, por este tipo de traición, los vemos reflejados en el levantamiento de la nobleza castellana, en el movimiento llamado de los Comuneros, cuyos cabecillas, Padilla, Bravo y Maldonado acabaron ajusticiados.
Todos los atropellos que se cometen en el Reino de Granada, a partir de 1499 fueron abusos de poder por parte de Cisneros. El cardenal era entonces Inquisidor general y fue dos veces regente de España, durante este período. Hasta 1526 las Capitulaciones de todos los antiguos reinos estaban vigentes.
Felipe II, derogadas las Capitulaciones por su padre Carlos I, firma en 1567 una Pragmática contra los moriscos granadinos, tan cruel y tan a destiempo que era imposible ser cumplida por la población. Era acabar, no sólo con la religión, sino hasta con las costumbres más elementales, la cultura y la lengua del antiguo reino de Granada.
En el Consejo de Estado estuvieron en contra de esta Pragmática el duque de Alba y el Comendador de la Orden Militar de Alcántara, así como los representantes del pueblo.
Ofrezco el alegato escrito, contra la Pragmática real, que el morisco Muley Francisco Núñez presenta en la Audiencia de Granada, en nombre del pueblo, para que se haga llegar ante el rey.
Rodrigo de Zayas, en la obra que vamos siguiendo explica muy bien el procedimiento seguido por el cardenal Don Pedro de Deza para que el pliego de alegaciones del pueblo no llegaran ante Felipe II. Y es que por entonces, el Presidente de la Audiencia granadina era el cardenal Don Pedro de Deza, ante el cual Muley Núñez leyó el alegato, que copio en parte, porque es de un respeto a la autoridad, de una claridad en la exposición y de una lógica en la defensa de los derechos del pueblo, que merece la pena conocerlo. Respeto la ortografía del documento.
Muley Núñez, “según Mármol Carvajal, una vez puesto delante de Deza, habló humildemente y con voz baja dijo”:
“Quando los naturales de este reyno se convirtieron a la fe de Iesu Christo, ninguna condición uvo que les obligase a dexar el ábito ni la lengua, ni las otras costumbres que tenían de regocijarse con sus fiestas, zambras y recreaciones, y para decir verdad, la conversión fue por fuerça contra los capitulado por los señores reyes Católicos, cuando el Rey Abdilehí ( Boabdil ) les entregó esta ciudad. Y mientras sus altezas vivieron, no hallo yo con todos mis años que se tratase de quitárselo.
Después, reinando la reyna doña Iuna su hija, pareciendo convenir (no sé por cierto a quien), se mandó que dexásemos el traje Morisco, y por algunos inconvenientes que se presentaron se suspendió.
Quien mirase las nuevas pragmáticas por defuera, parecerále cosa fácil de cumplir, más las dificultades que traen consigo son muy grandes, las cuales diré a vuestra señoría por estenso, para que compareciéndose de este miserable pueblo, se apiade dél con amor y caridad, y le favorezca con su majestad, como lo an hecho siempre los presidentes pasados.
Nuestro ábito quanto a las mujeres, de es de Moros; es traje de provincia, como en Castilla. El vestido de los Moros y turcos, quién negará sino que es muy diferente del que ellas traen?
Si la seta de Mahoma tuviera traje propio, en todas partes avía de ser uno. Vemos venir los Cristianos, clérigos y legos de Suria y de Egipto vestidos a la turquesca con tocas y cafetanes hasta en pie, hablando arábigo y turquesco, no saben latín ni romance, y con todo eso son cristianos.
Si doscientas mil mugeres que ay en este reino, o más, se han de vestir de nuevo de pies a cabeza, qué dinero les vastará? Qué perdida será la de los vestios y joyas moriscas que han de deshacer y echar a perder? Porque son ropas cortas hechas de girones y pedazos que no pueden aprovechar sino para lo que son. Veamos la pobre muger que no tiene con qué comprar saya, manto sombrero y chapines, y se pasa con unos zaragüeles y una alcandora de angeo teñida, y con una sávana blanca, qué hará? Los hombres andamos todos a la Castellana, aunque por la mayor parte en ábito pobre.
Si a uno hallan un cuchillo, échanle en galera, pierde su hacienda en pechos, en cohechos y en condenaciones. Somos perseguidos por la justicia eclesiástica y por la seglar, y con todo eso siempre leales vasallos, y obedientes a su Majestad, prestos a servirles en nuestras haciendas. Jamás se podrá decir que hemos cometido trayción desde el día que nos entregamos.
Cuando el Albaycín se alborotó, no fue contra el rey sino a favor de sus firmas, que teníamos en veneración de cosa sagrada. No estando la tinta enxuta, quebraron los capítulos de las pazes, las justicias, prendiendo las mugeres que venían de linaje Christiano, para hacerles que lo fuesen por la fuerza. Veamos, señor, en las comunidades, levantáronsde los de este reyno? Por cierto a favor de su majestad acompañaron al marqués de Mondéjar, y a don Antonio y don Bernardino de Mendoza, sus hermanos, contra los comuneros, con más de cuatrocientos hombres de guerra de nuestra nación, siendo los primeros que en toda España tomaron armas contra los comuneros. Y don Iuan de Granada, hermano del rey Abdilehí (Boabdil) también fue general en Castilla.
Veamos, señor, hazernos tener las puertas de las casas abiertas, de qué sieve? Libertad se da a los ladrones para que hurten, a los livianos para que se atrevan a las mujeres, y ocasión a los alguaciles y escrivanos para que con achaques destruyan a la pobre gente.
Pues vamos a la lengua Arábiga, que es el mayor inconveniente de todos: cómo se a de quitar a las gentes su lengua natural con que nacieron y se criaron? Los Egipcios, Surianos, Malteses y otras gentes Cristianas, en arábigo hablan, leen y escriben y son Cristianos como nosotros, y aún no se hallará en este reino se aya hecho escritura, contrato ni testamento en letra arábiga desde que se convirtió. Deprender la lengua castellana todos lo deseamos....
Así continúa este alegato en contra de la Pragmática firmada, que no dictada, por el rey Felipe II, defendiendo sus costumbres de baños, de la costumbre de salir la mujer a la calle, con la cabeza cubierta, de llenar como mote los nombres de padres y abuelos, etc.
Escuchado todo lo cual, el cardenal Don Pedro de Deza, Presidente de la Audiencia de Granada, ordena que no llegue esta defensa del pueblo ante el Rey, porque según palabras, también históricas del Cardenal: “TRATÁNDOSE DE UNA PRAGMÁTICA, ES DECIR UN ASUNTO RELACIONADO CON LA RELIGIÓN, ELLO NO ERA NI PODÍA SER INCUMBENCIA DEL PODER LAICO DEL ESTADO.”
Carmen Pérez Callejón es presidenta de la Fundación Garnata-Medievo Escrito Andalusí
Fonte: http://www.webislam.com/?idt=14142
La Pragmática de Expulsión de 1609 contra cientos de miles de españoles, de norte a sur de la Península, se gesta en Valencia. El autor del texto de esta disposición irrevocable se debe al Inquisidor general de Valencia, el dominico Fray Jaime Bleda. Concertados los grandes acuerdos entre nobleza y clero, que fueron muy dificultosos, al fin en octubre del 1609 se presenta este documento a la firma de aquel Felipe III, un Austria disminuido mental, según lo reconoce la Historia. Es suficiente recordar el dato. No es mi intención entrar en los pormenores de esa expulsión, de la que se está hablando tanto.
Tenemos un estudio muy bien presentado, aunque no exhaustivo, en la obra de Rodrigo de Zayas: “Los Moriscos y el racismo de Estado”. Editorial Almuzara. Este trabajo, que presento, se hace siguiendo los datos aportados por este autor. Aunque el título de esta obra me chirría bastante. No fue un crimen racista. Los expulsados eran de la misma raza, que los no expulsados. No obstante recomiendo la obra. Lo que expone, el autor, aparte de documentarlo bien, es que nos aporta unas datos valiosos, para ir entendiendo como se gestó esta locura.
Esa medida de expulsión de más de medio millón de españoles, no fue por motivos de raza, sino de “religión mal asimilada”, según expresión de la misma Inquisición: los moriscos, es decir los musulmanes bautizados continuaban islamizando de forma más o menos clandestina.
Pensaba hacer un trabajo sobre las vicisitudes de esa expulsión, sus consecuencias y sus paradojas. Pero cambié el rumbo al darme cuenta, según he ido avanzando en la lectura de esta obra, que es preciso situar esta deblaque nacional desde sus preliminares.
Los reyes peninsulares respetaron y protegieron siempre a las minorías. Sus programas de gobierno se movían en el campo de la política. Vemos, que desde el siglo octavo, que desaparece la dinastía de los reyes godos, aparece por el norte el reino de Asturias proclamado por un noble godo como primer núcleo cristiano.
Luego van formándose otros reinos independientes, que acaban por unirse. Así se forma el reino astur-leonés, que más tarde se une al reino de Castilla. Esto por el noroeste y centro de la Península. Por el nordeste y este se consolida el gran reino de Aragón, que comprendía, desde Navarra y Aragón hasta Valencia, incluyendo Cataluña y las islas de Córcega y Cerdeña y parte del territorio D´Oc, más allá de los Pirineos, ya en territorio francés.
Eran Estados, al estilo medieval, que se iban federando para hacerse fuertes, hasta acabar con la unión definitiva de estos dos grandes bloques: Castilla y Aragón. Es por lo que, con toda objetividad se atribuye a los Reyes Católicos la unidad política de aquella España; pero conservando cada cual sus fueros y privilegios, firmados en Capitulaciones a lo largo de la Península.
Ni los Reyes Católicos, ni ningún otro monarca anterior tuvieron en mente unidad religiosa ninguna. En este deseo programático de federación de reinos, a lo largo de los siglos del medievo, no hubo nunca un móvil de “cruzada”, según se desprende de la lectura de las respectivas Capitulaciones entre los reinos. Una de tantas Capitulaciones fue la que se firmó en Granada en 1491.
Siempre recomiendo la obra: “La minoría islámica de los reinos cristianos medievales”, de Ana Echevarría Ursuaga, medievalista de la Complutense, publicada en el 2004.
Explica de forma muy clara y muy didáctica cómo funcionaban las aljamas, hasta 1610 en que se expulsa a los moriscos por voluntad de la Inquisición, con el fin de lograr también la unidad religiosa en la Península, una vez llevada a cabo la unidad territorial.
En 1517 hay un cambio de dinastía en la Península. Se acaban las Trastamara y los reyes aragoneses. Llega un Habsburgo, criado desde la infancia en la corte de su abuelo Maximiliano de Austria, para ser en España y todas sus colonias allende el Atlántico, el representante del “Sacro Imperio Romano Germánico”, que luchaba entonces en Europa contra el poderío otomano.
Para ser coronado, el nuevo rey debe jurar ante las Cortes de Castilla las Ordenanzas de Castilla y Aragón. En 1526 el Papa Clemente VII libera al rey de cumplir este juramento, que suponía proteger a todos sus súbditos, cualquiera fueran su religión y costumbres. El Vaticano luchaba entonces contra el poderío turco y no se podía seguir permitiendo que las dinastías de los reyes de la Península ampararan el Islam.
Los problemas que se le plantean a Carlos I, por este tipo de traición, los vemos reflejados en el levantamiento de la nobleza castellana, en el movimiento llamado de los Comuneros, cuyos cabecillas, Padilla, Bravo y Maldonado acabaron ajusticiados.
Todos los atropellos que se cometen en el Reino de Granada, a partir de 1499 fueron abusos de poder por parte de Cisneros. El cardenal era entonces Inquisidor general y fue dos veces regente de España, durante este período. Hasta 1526 las Capitulaciones de todos los antiguos reinos estaban vigentes.
Felipe II, derogadas las Capitulaciones por su padre Carlos I, firma en 1567 una Pragmática contra los moriscos granadinos, tan cruel y tan a destiempo que era imposible ser cumplida por la población. Era acabar, no sólo con la religión, sino hasta con las costumbres más elementales, la cultura y la lengua del antiguo reino de Granada.
En el Consejo de Estado estuvieron en contra de esta Pragmática el duque de Alba y el Comendador de la Orden Militar de Alcántara, así como los representantes del pueblo.
Ofrezco el alegato escrito, contra la Pragmática real, que el morisco Muley Francisco Núñez presenta en la Audiencia de Granada, en nombre del pueblo, para que se haga llegar ante el rey.
Rodrigo de Zayas, en la obra que vamos siguiendo explica muy bien el procedimiento seguido por el cardenal Don Pedro de Deza para que el pliego de alegaciones del pueblo no llegaran ante Felipe II. Y es que por entonces, el Presidente de la Audiencia granadina era el cardenal Don Pedro de Deza, ante el cual Muley Núñez leyó el alegato, que copio en parte, porque es de un respeto a la autoridad, de una claridad en la exposición y de una lógica en la defensa de los derechos del pueblo, que merece la pena conocerlo. Respeto la ortografía del documento.
Muley Núñez, “según Mármol Carvajal, una vez puesto delante de Deza, habló humildemente y con voz baja dijo”:
“Quando los naturales de este reyno se convirtieron a la fe de Iesu Christo, ninguna condición uvo que les obligase a dexar el ábito ni la lengua, ni las otras costumbres que tenían de regocijarse con sus fiestas, zambras y recreaciones, y para decir verdad, la conversión fue por fuerça contra los capitulado por los señores reyes Católicos, cuando el Rey Abdilehí ( Boabdil ) les entregó esta ciudad. Y mientras sus altezas vivieron, no hallo yo con todos mis años que se tratase de quitárselo.
Después, reinando la reyna doña Iuna su hija, pareciendo convenir (no sé por cierto a quien), se mandó que dexásemos el traje Morisco, y por algunos inconvenientes que se presentaron se suspendió.
Quien mirase las nuevas pragmáticas por defuera, parecerále cosa fácil de cumplir, más las dificultades que traen consigo son muy grandes, las cuales diré a vuestra señoría por estenso, para que compareciéndose de este miserable pueblo, se apiade dél con amor y caridad, y le favorezca con su majestad, como lo an hecho siempre los presidentes pasados.
Nuestro ábito quanto a las mujeres, de es de Moros; es traje de provincia, como en Castilla. El vestido de los Moros y turcos, quién negará sino que es muy diferente del que ellas traen?
Si la seta de Mahoma tuviera traje propio, en todas partes avía de ser uno. Vemos venir los Cristianos, clérigos y legos de Suria y de Egipto vestidos a la turquesca con tocas y cafetanes hasta en pie, hablando arábigo y turquesco, no saben latín ni romance, y con todo eso son cristianos.
Si doscientas mil mugeres que ay en este reino, o más, se han de vestir de nuevo de pies a cabeza, qué dinero les vastará? Qué perdida será la de los vestios y joyas moriscas que han de deshacer y echar a perder? Porque son ropas cortas hechas de girones y pedazos que no pueden aprovechar sino para lo que son. Veamos la pobre muger que no tiene con qué comprar saya, manto sombrero y chapines, y se pasa con unos zaragüeles y una alcandora de angeo teñida, y con una sávana blanca, qué hará? Los hombres andamos todos a la Castellana, aunque por la mayor parte en ábito pobre.
Si a uno hallan un cuchillo, échanle en galera, pierde su hacienda en pechos, en cohechos y en condenaciones. Somos perseguidos por la justicia eclesiástica y por la seglar, y con todo eso siempre leales vasallos, y obedientes a su Majestad, prestos a servirles en nuestras haciendas. Jamás se podrá decir que hemos cometido trayción desde el día que nos entregamos.
Cuando el Albaycín se alborotó, no fue contra el rey sino a favor de sus firmas, que teníamos en veneración de cosa sagrada. No estando la tinta enxuta, quebraron los capítulos de las pazes, las justicias, prendiendo las mugeres que venían de linaje Christiano, para hacerles que lo fuesen por la fuerza. Veamos, señor, en las comunidades, levantáronsde los de este reyno? Por cierto a favor de su majestad acompañaron al marqués de Mondéjar, y a don Antonio y don Bernardino de Mendoza, sus hermanos, contra los comuneros, con más de cuatrocientos hombres de guerra de nuestra nación, siendo los primeros que en toda España tomaron armas contra los comuneros. Y don Iuan de Granada, hermano del rey Abdilehí (Boabdil) también fue general en Castilla.
Veamos, señor, hazernos tener las puertas de las casas abiertas, de qué sieve? Libertad se da a los ladrones para que hurten, a los livianos para que se atrevan a las mujeres, y ocasión a los alguaciles y escrivanos para que con achaques destruyan a la pobre gente.
Pues vamos a la lengua Arábiga, que es el mayor inconveniente de todos: cómo se a de quitar a las gentes su lengua natural con que nacieron y se criaron? Los Egipcios, Surianos, Malteses y otras gentes Cristianas, en arábigo hablan, leen y escriben y son Cristianos como nosotros, y aún no se hallará en este reino se aya hecho escritura, contrato ni testamento en letra arábiga desde que se convirtió. Deprender la lengua castellana todos lo deseamos....
Así continúa este alegato en contra de la Pragmática firmada, que no dictada, por el rey Felipe II, defendiendo sus costumbres de baños, de la costumbre de salir la mujer a la calle, con la cabeza cubierta, de llenar como mote los nombres de padres y abuelos, etc.
Escuchado todo lo cual, el cardenal Don Pedro de Deza, Presidente de la Audiencia de Granada, ordena que no llegue esta defensa del pueblo ante el Rey, porque según palabras, también históricas del Cardenal: “TRATÁNDOSE DE UNA PRAGMÁTICA, ES DECIR UN ASUNTO RELACIONADO CON LA RELIGIÓN, ELLO NO ERA NI PODÍA SER INCUMBENCIA DEL PODER LAICO DEL ESTADO.”
Carmen Pérez Callejón es presidenta de la Fundación Garnata-Medievo Escrito Andalusí